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viernes, 10 de julio de 2015

De Amor y Música

Sólo el Amor y la Música es lo que puede mover el Mundo al ofrecerme que siga yo viviendo. Es el Amor y la Música la razón de mi estancia en este aquí y en este ahora. Es aquí y ahora, inspirando o expirando, el lugar y el momento en el que leyendo estas palabras compartimos lo eterno del Instante. Pues, aún esperándote, con insaciable avidez,que deslices tu aquí y tu ahora en este riachuelo de pensares míos... Resulta que el Eco de mi aquí y mi ahora, fué un allá y un antes en el momento en el que volqué lo que ahora lees. Es la Eternidad. Que en el recuerdo se hace Eco en el presente para quedar plasmado hoy en estas palabras que leerás mañana, junto a mí. El Ayer, el hoy y el mañana, aquí y ahora. Compartiéndonos. Leyéndonos. Vuelvo a Amar. Como nunca antes amé. Vuelvo a interpretar Música. Como nunca antes imaginé. Amor y Música. Aquí, ahora. Siempre. Agradecida eternamente. Por quien pronuncia en su alma las mismas palabras que, escritas por mí, me honran y me llevan, con el Eco, por el camino de nuestra complicidad. Complicidad. Última instancia en que las almas, ocupan un mismo lugar en el cual no cabe barrera alguna. De tanto Amor que quisiera abrazarte tan fuerte que, al hacerlo, aconteces a la imposibilidad de ocupar un mismo lugar material junto a quien amas. Y es precisamente cuando las almas afloran para salvar ese pseudo-obstáculo. Generar el camino empieza por un abrazo. Es el prolegómeno en el que las almas bellas se ven en la imperiosa necesidad de abrir las puertas que el abrazo físico, rebosante de sensualidad, ofrece en derrama. Colmado de sí mismo, el abrazo es el comienzo del camino que vence todo cuanto de aperente e inexpugnable pudiera parecer a primera vista. Presenciado y acometido por almas bellas...éste derrama su colmo invitando a abrir las puertas de una trascendencia que las guían por un mismo camino. Para que todos seamos uno.

sábado, 22 de octubre de 2011

La naturaleza del naturalismo

El mes pasado se produjo un debate intelectualmente interesante en torno a la naturaleza del naturalismo. Siendo el naturalismo tan popular y estando tan en boga actualmente en ámbitos como la filosofía de la mente, la filosofía del lenguaje y la epistemología (a veces planteado para escapar de callejones sin salida filosóficos), este tipo de discusiones son muy pertinentes. El profesor de lógica de Oxford Tymothy Williamson escribió un artículo para la sección Opinionator del New York Times posicionándose en contra de algunos postulados del naturalismo. A continuación, Alex Rosenberg contestó directamente los argumentos de Williamson haciendo una defensa de la postura naturalista. Esta contienda filosófica ha sido seguida por el biólogo Jerry Coyne, que comparte la crítica de Rosenberg, y por el filósofo de la biología John Wilkins, que le dedica un sendo post. Gracias a Coyne he podido conocer el magnífico paper de Barbara Forrest Methodological Naturalism and Philosophical Naturalism: Clarifying the Connection, donde explica qué es y qué no es eso del naturalismo en su vertiente metodológica (o epistemológica) y filosófica (o metafísica, ontológica).

Seguir leyendo el artículo completo.

Fuente: http://eldemoniodelaplace.wordpress.com/

martes, 19 de abril de 2011

Un viaje en bicicleta (a bicycle trip)

En Abril de 1943, el físico e intelectual Albert Hoffman descubrió los efectos psíquicos del LSD después de absorber accidentalmente unas gotas de la sustancia psicoactiva.
A continuación un buen cortometraje de animación en homenaje a Hoffman y a su descubrimiento.


Y un extracto de Wikipedia:

Mientras purificaba y cristalizaba la LSD, una serie de sensaciones extrañas le interrumpieron. Había absorbido una pequeña cantidad a través de la punta de sus dedos, y describiría las consecuencias en el informe que envió en aquel momento al Profesor Stoll:

Viernes 16 de abril, 1943, me vi forzado a interrumpir mi trabajo en el laboratorio a media tarde y dirigirme a casa, encontrándome afectado por una notable inquietud, combinada con cierto mareo. En casa me tumbé y me hundí en una condición de intoxicación no-desagradable, caracterizada por una imaginación extremadamente estimulada. En un estado parecido al del sueño, con los ojos cerrados (encontraba la luz del día desagradablemente deslumbrante), percibí un flujo ininterrumpido de dibujos fantásticos, formas extraordinarias con intensos despliegues caleidoscópicos. Esta condición se desvaneció dos horas después.

Si queréis saber más acerca de sus experimentos posteriores con la sustancia, podéis echar una ojeada a lo que cuenta la Wikipedia